Que no se escape de las manos
Preocupación sigue generando en la comunidad el impactante aumento en el número de homicidios registrados en Tarapacá. De acuerdo a los datos de la Fiscalía Regional, a lo largo de 2021 ya se han consumado 51 casos, es decir, casi triplican a los del año anterior.
Pese a las políticas públicas en materia de seguridad comprometidas en época electoral y anunciadas con bombos y platillos por distintas autoridades y diversos gobiernos, las soluciones parecen estar muy lejos de materializarse, toda vez que junto a los homicidios también se evidencia un importante aumento en el uso de armas de fuego, situación que pone en riesgo a muchas personas. En efecto, varios asesinatos ocurrieron en lugares públicos altamente concurridos, donde un disparo fácilmente pudo haber expuesto la vida de otros vecinos.
Este escenario demanda la mayor atención de la autoridad, sobre todo porque Tarapacá ha sido una de las regiones del país más golpeadas por la delincuencia y donde los índices de victimización se han mantenido como los más altos a lo largo de una década. Todo lo anterior da cuenta que el trabajo no ha sido suficiente.
Es importante, entonces, que se busquen nuevas herramientas para detener esta escalada delictual, la que además de socavar la calidad de vida de los tarapaqueños, también podría tener impacto en otras áreas como el turismo, donde la imagen ciudad es clave para despertar el interés de los visitantes.
No cabe duda que el próximo gobierno tendrá un importante desafío en esta materia, una de las que más preocupa a la ciudadanía. En ese sentido, se espera que los cargos estratégicos en seguridad pública cuenten con las competencias y la experiencia necesaria para hacer frente a tan significativa labor.
Las policías desarrollan un trabajo que claramente está al límite, con personal que evidentemente no da abasto para atender todos los requerimientos y con herramientas que siempre podrían ser mejores. Es por ello que más allá de la creación de mesas técnicas que poco y nada avanzan, se requiere la gestión de mayores recursos, antes que la situación termine por escaparse de las manos.
"Las policías desarrollan un trabajo que claramente está al límite, con personal que evidentemente no da abasto".