Seguridad ciudadana muy al debe
Hace algunas semanas, en este mismo espacio se comentó sobre la preocupación que existe en la comunidad tarapaqueña ante el alto número de delito violentos, uso de armas de fuego y homicidios que se han registrado en los últimos meses. En efecto, y de acuerdo a la información aportada por la Fiscalía, solo en 2021 se registraron más de 50 asesinatos y este año ya van cinco, lo que sin duda demanda la urgente atención de las autoridades.
De acuerdo a las cifras, lo que ocurre en la región parece no ser una situación aislada, toda vez que se han reportados delitos claramente ajenos a la historia policial local. En ese contexto, alto impacto causó en la comunidad la información que dio cuenta del secuestro que afectó a un hombre de 67 años, quien pese a las diligencias policiales apareció sin vida en un sitio de Alto Hospicio, esto luego que su familia recibiera llamadas telefónicas y fotografías donde los captores exigían pago por un rescate.
A los anterior se suma un nuevo caso, donde delincuentes ingresaron y robaron de forma violenta la vivienda de la familia del futbolista Álvaro Ramos, hecho que incluso fue denunciado por el deportista en un canal de televisión nacional. Desafortunadamente, esta experiencia también la han sufrido otras personas en la región, lo que ha sido registradas por las páginas de este Diario.
Es evidente que el problema comenzó a desbordarse sin que se evidencien acciones concretas de la autoridad política para abordar el tema de forma profunda y no solo mediante intervenciones que por lo general solo incluyen una redistribución del personal de seguridad pública que habitualmente presta servicios en la zona.
Esta semana el propio fiscal regional, Raúl Arancibia, puso el acento en el complejo escenario y llamó a las autoridades del nivel central a que "entreguen a la policía y a la Fiscalía el apoyo y las herramientas necesarias para enfrentar este tipo de criminalidad".
Una solicitud similar realizó en días previos el alcalde y los concejales de Iquique, lo que reafirma la existencia de un problema que parece estar escapándose de las manos, lo que podría decantar en graves consecuencias sociales y económicas.
Es hora de actuar antes que sea demasiado tarde.
"El problema comenzó a desbordarse sin que se evidencien acciones concretas de la autoridad política".