Locales de Caleta Riquelme también registran brusca caída de clientes
Baja de turistas y delincuencia en el sector han empeorado el panorama en meses clave para los negocios.
Es la hora del almuerzo en el segundo piso de la Caleta Riquelme y no todas las mesas están ocupadas. Las caras son más bien familiares y no se reconoce a muchos turistas a simple vista. Según los mismos locatarios de los restaurantes de la caleta, este verano ha sido el más complicado, y en ciertos lapsos del día los puestos están prácticamente vacíos.
Los encargados de estos negocios relatan los hechos con preocupación, puesto que los meses de verano son los que registran mayor afluencia en las picadas, sin embargo, este año es todo lo contrario, pues las ventas han bajado considerablemente respecto a las de mediados del 2021.
Debido a las restricciones de movilidad vigentes durante el año pasado, a principios de este los restaurantes no pudieron funcionar, no obstante, entre los meses de junio y noviembre las cosas estaban yendo bien, recuperándose un poco del daño causado por el cierre forzado en temporada alta.
Estos meses de repunte en el público y las ventas, se difuminaron tras el comienzo de un nuevo auge en la crisis migratoria, el alza en contagios de coronavirus y el subsecuente retroceso de fases en el plan Paso a Paso, además del alza de delitos violentos en la región, sucesos que fueron contribuyendo a que turistas nacionales y extranjeros visitasen Iquique y la Caleta Riquelme en una menor medida.
Desde hace un par de meses, son pocos los lapsos del día donde hay una cantidad considerable de comensales, y fuera de la hora del almuerzo, pocas mesas están ocupadas por local. Así lo relata Lautaro, de "El Rincón Celeste", uno de los cinco locales ubicados en la segunda planta del emblemático establecimiento.
"Llega un poco más de gente unas dos horas al día, pero sobre todo en la mañana hay pocos clientes. Otros años a esa hora siempre había gente, ahora estamos a un 50% de lo que era antes. Vienen turistas y gente de acá, pero los de afuera son considerablemente menos, y en la mañana llegan solo algunos de los pescadores a desayunar. Hay ratos en que esto está vacío", explicó.
Todos los consultados repararon en esto, pues la situación los ha afectado a todos. Lautaro comenta que "aparte tenemos mucha competencia, hay gente que vende desayunos afuera, y muchas personas están acostumbradas a comer algo más sencillo".
Verónica Araya, dueña de la picada "Donde el tata ciego", también da cuenta de la gran baja en el público, señalando que "estos meses han sido horribles, estamos complicados en ese tema ya que los turistas no vienen como otros años por miedo a los robos, los contagios, los asaltos. Llevo seis años aquí y estaba acostumbrada a ver turistas de Santiago, de Argentina, pero ahora la gente que viene es de acá".
Además, acerca de la inseguridad en el sector, la comerciante agrega que se requiere de medidas para garantizar la seguridad de clientes y de los mismos trabajadores de los locales.
"Necesitamos que las autoridades se hagan cargo de la delincuencia que hay afuera (de la caleta), venden y consumen droga aquí mismo, necesitamos carabineros que fiscalicen, porque finalmente a la gente le da miedo y no entra a la caleta", manifestó la locataria.
El temor por la delincuencia, tanto dentro como fuera del recinto, ha llevado a locatarias como Julia, de "La Picá de la María", a tomar medidas drásticas, como solo permitir pagos con tarjetas, nada de efectivo, para que ella, sus trabajadores y clientes no corran riesgo de ser asaltados.