EDITORIAL
Peligroso relajo
El fin de semana un carabinero quedó grave tras sufrir el atropello de un motociclista que se negó a detenerse cuando esté le dio la señal de pare en el sector de Lobito al sur de Iquique. En Alto Hospicio el día anterior otro policía sufrió el mismo ataque por parte de otro conductor que se quiso fugar de un control. Ambas son señales de una problemática social que se hace cada vez más común en el país y es el poco respeto que existe a la autoridad, ya sea policial o política, pero que también se ve en otras esferas, como el del estudiante al profesor o del usuario hacia el funcionario público.
Este tipo de transgresión a las normas se ha hecho más común desde el estallido social, pero que en pandemia fue mucho más notorio, con infinidad de personas transgrediendo los toques de queda, realizando fiestas clandestinas o incumpliendo las normativas sanitarias, amparados en la escasez de control por parte de los organismos a cargo de hacer cumplir estas disposiciones.
Independiente de lo anterior, en la vida en sociedad es fundamental que se cumplan las reglas que como conjunto se han establecido, por ejemplo el respeto a la autoridad policial, a quien por ley se le dio esta función, como también la política, donde en las urnas se les entregó el mandato.
Un relajo en este sentido es muy peligroso porque sienta bases dañinas para las nuevas generaciones, que basan sus expectativas solo en derechos, pero donde las obligaciones para que estos derechos sean posibles no son cumplidas.
Está claro que las instituciones en el país han sufrido un gran desprestigio en los últimos años y si bien en muchos casos se debe a hechos de corrupción, pero también hay que reconocer que en la mayoría de estas situaciones han operado los organismos de justicia para ejercer su función.
Es importante que se pueda avanzar en mejorar las instituciones, pero también cada ciudadano debe ir más allá de mirarse la punta de los zapatos y ver en que se puede contribuir a una mejor sociedad, por ejemplo, cumpliendo las normativas de tránsito, las ordenanzas municipales u otras obligaciones básicas que muchas veces no se cumplen.
"Está claro que la instituciones en el país han sufrido un gran desprestigio en los últimos años".