La Champions League se tiñó de blanco
El cuadro merengue basó su triunfo en la gran actuación de su portero, Thibaut Courtois.
Deportes - La Estrella de Iquique
Blanco fue el color que reinó ayer en el Stade de France tras una nueva coronación del Real Madrid como monarca de la Champions League tras una final frente a Liverpool que a falta de fútbol vistoso tuvo mucha emoción, lucha y actuaciones individuales formidables como la del portero belga Thibaut Courtois, héroe indiscutido de la última batalla del equipo merengue para sumar su 14° trofeo en el torneo más importante de Europa.
En un equipo que tiene como estrategia aguantar bien parado los embates del rival, para buscar el contragolpe, el primer hombre en el esquema es fundamental y el arquero belga fue la estrella, una verdadera muralla que se plantó delante de un equipo inglés cuya principal virtud es el talento de sus líneas ofensivas.
Courtois no le temió al goleador egipcio Mohamed Salah ni a su compañero senegalés Sadio Mané. Tampoco al nuevo astro colombiano Luis Díaz. Incluso en duelos individuales, en las que tenía un mínimo porcentaje de oportunidades de ganar, se paró como un gigante con reflejos impecables. Así sacó un tiro de Salah junto al palo, que el africano probablemente nunca ha fallado ni volverá a perdonarlo: el portero adivinó lo que haría, se adelanto y tapadón.
Y cuando le tocó ir al piso, no le molestaron sus dos metros de estatura: llegó a ras del pasto para sacar pelotas imposibles y mantener su arco en cero, que fue la gran clave de la gloria para el Madrid.
Desequlibrio
Bastaron solo algunos minutos para darse cuenta de que el partido se jugaría prácticamente hacia un solo lado: Liverpool atacó desde el principio y el Real Madrid esperó su oportunidad.
Cuando fue necesario hubo siete y hasta ocho hombres de blanco en zona defensiva, por delante del arquero belga. Así neutralizó los embates rojos, que se sucedían sin parar. La estadística tras el primer tiempo fue avasalladora: 10 remates al arco del Liverpool y uno de los Merengues.
Pero la demostración de la contundencia blanca fue esa única llegada al arco de sus delanteros en el primer lapso, la que terminó en las redes del pórtico de Alisson Becker. El megagoleador francés Karim Benzemá marcó tras una serie de errores en la defensa roja, pero una posición de adelanto anuló la jugada y se fueron al descanso en cero, un empate que le daba resultados al técnico del Madrid, Carlo Ancelotti.
La gloria
El segundo tiempo fue igual, salvo por un detalle: la única oportunidad del Real Madrid fue convertida a los 59 minutos de juego por el brasileño Vinicius, el que marcó el de la ventaja, triunfo y de la copa.
Después de eso el libreto era obvio: los Merengues defendieron ese gol hasta el final, tal como lo habían hecho durante todo el partido ante los Reds. El árbitro puso término a la final y la celebración española empezó en las cancha y gradas en el Stade de France.
A esa hora ya nadie se acordaba de los problemas para entrar al estadio que demoraron más de media hora el inicio del partido: todo se convirtió en festejos.
Marcelo levantó la copa como líder del plantel y se emocionó: "He ganado cinco Champions y en mi vida jamás pensé que podía estar en este momento". Y el goleador Karim Benzemá, quien marcó 15 tantos en el torneo, apuntó que "estamos muy contentos y orgullosos de este equipo. Ganamos la Liga y ahora la Champions, somos otra vez los mejores. Fue una campaña muy difícil para nosotros y merecemos la final de hoy".
Y el héroe de la jornada, Courtois, la muralla belga, afirmó que siempre tuvo confianza: "Es increíble. La verdad es que tantos años, tanto trabajo, venir al club de mi vida. Ayer dije que el Madrid ganaba, vi a muchos del Liverpool y mucha gente que me criticaba, pero hemos ganado".
"Estamos muy contentos y orgullosos de este equipo. Ganamos la Liga y ahora la Champions, somos los mejores".
Karim Benzemá, Real Madrid