Lengua e inclusión
Uno de los temas que nos ha traído la postmodernidad, es el asunto del uso de la lengua y su relación con el género, constituyéndose en el caballo de Troya del feminismo del siglo XXI.
La discusión sobre la discriminación de la mujer en el uso lenguaje es ya parte integral de la perspectiva valórica y cultural del proceso de cambios que vivimos. Es así que diariamente se libran batallas que han resultado en el reconocimiento del derecho de las mujeres a replantear el tema de la identidad femenina en el uso del leguaje.
Así, para limar asperezas, se han producido cambios en el uso de la lengua, para hacerla más inclusiva. Por ejemplo, hoy hablamos de una cámara de diputados y diputadas, que es una forma de establecer la simetría de género, a que tienen derecho quienes son parte de ese poder del Estado. Asimismo - dentro del mismo contexto - hablamos de los derechos de la infancia, en vez de hablar de los derechos "del" niño y hablamos de la especie humana y no del "hombre".
Sin embargo, la evolución de la lengua, por presión ideológica es un proceso complejo y delicado. ¿Qué pasaría, si -emulando los argumentos del feminismo - fueran los hombres los que exigieran mantener la letra "a" en posición final de sustantivos masculinos, como en pianista, tenista o dentista, haciendo virtualmente impracticable la adopción de potenciales equivalentes "políticamente correctos" como serían "pianisto" "tenisto" y dentisto? ; como es el caso de ingeniera, fiscala, abogada, jueza, por decir algo.
El debate sobre la necesidad de hacer que la lengua sea más inclusiva recién comienza. Los cambios por venir, no van a darse de la noche a la mañana, ya que hay infinitos aspectos que considerar, para poder resolver armónicamente las diferencias entre conservadores y liberales.
Cabe preguntarse si existirá un punto medio que equilibre las diferencias entre ambas tendencias; visión que es de esperar, facilite el cambio de paradigma y aporte nuevos valores, a una cultura inclusiva, creativa y políticamente compartida.
"El debate sobre la necesidad de hacer que la lengua sea más inclusiva recién comienza. Los cambios por venir, no van a darse de la noche a la mañana (...) para poder resolver armónicamente las diferencias".
Jaime Gómez Douzet