Fieles y danzantes de San Lorenzo comienzan a expresar su devoción
Dos jóvenes iquiqueños relatan cómo se iniciaron en los bailes y qué los motiva a participar.
La salud es uno de los aspectos más relevantes de la vida, lo que durante los últimos años se ha reafirmado a causa de los difíciles momentos que se han atravesado a raíz de la pandemia de coronavirus. Por eso no son pocos los fieles de San Lorenzo que agradecen por alguna recuperación.
Es el caso del iquiqueño Poope Cegarra, arsenalero quirúrgico de 24 años radicado en Viña del Mar, quien viaja todos los años para participar de la tradicional actividad.
El bailarín de la sociedad religiosa Peregrino de la Reconciliación de San Lorenzo, desde pequeño participa junto a su madre, quien lo hizo partícipe de la tradición familiar.
"Aquí baila mi tía, mi abuelo, mi hermano menor y mi abuela es fundadora", dice emocionado.
Pero este año su danza tomó otro sentido: "A mi mamá el encontraron unos tumores en distintas partes en el cuerpo y el doctor dijo que irían de lo más grave a lo menos grave tratando la situación. Ella viajó a Santiago, yo estaba tranquilo, pero era una operación al cerebro, estuve solo y mientras la operaban canté las canciones de San Lorenzo y pedí que saliera todo bien", relató el bailarín.
Poope hizo una manda de bailar junto a su hermano cediendo su puesto de guía en la fila, "ahora estoy bailando con mi hermano al final de la fila y me emociona ver a mi mamá aquí con nosotros", expresa.
Carolina Olivares es caporala de la sociedad religiosa Danzantes de San Lorenzo y comenta que lleva más de 15 años bailando, devoción que heredó desde pequeña por su familia y que ahora traspasa también a sus hijos. Dice que está "en particular por una manda que fue muy importante para mí, fue pedir por la salud de mi hija, ella nació con una dermatitis y con menos de un mes de vida la tuve que hospitalizar", detalló.
"Ese momento fue muy difícil y fue ahí donde renové la manda con San Lorenzo, para que ella saliera pronto del hospital y sanara, ella evolucionó muy bien, iniciamos un tratamiento y pudo salir adelante. Desde ese momento la vestí con los trajes del baile y ahora ella que está más grande decidió incorporarse a la fila", relató Olivares.
24 años tiene Poope y junto a su hermano bailan a San Lorenzo por la salud de su madre.