Modernización aduanera, una deuda regional
Resulta paradójico pensar que en pleno siglo XXI un país que cuenta con 26 acuerdos comerciales, lo que nos sitúa como una de las economías más abiertas del planeta, disponga de un sistema de Aduanas que naufraga entre la obsolescencia y la falta de recursos.
Esa visión estatal, de larga data, mantiene a Chile entre las naciones con las tasas más bajas de funcionarios por habitantes entre las Aduanas del mundo, apenas un fiscalizador cada 9.500 personas, muy por lejos de servicios similares en otros países. Dos ejemplos: en Ecuador la proporción es de 1 por 7.700 y en Panamá, de 1 cada 1.150 habitantes. En Tarapacá, una de las regiones con más vocación internacional y comercial de Chile, esta realidad es evidente e ineludible; disponiendo en algunos pasos fronterizos de infraestructura de la década del 70 y en controles, como Quillagua, no se cuenta ni siquiera con energía eléctrica.
La importancia de este servicio para la ciudad es trascendental y la historia lo ratifica. Apenas 2 días después de la constitución de la Junta Municipal, en 1879, se designó al cónsul de Chile en Iquique, Enrique Mac-Iver, como administrador de Aduanas lo que la convierte en la primera repartición pública en instalarse en el Puerto Mayor.
A partir de los años 60, Aduana adquiere una relevancia mayor enfocándose, además, en el combate de fenómenos propios de una zona transfronteriza, como el contrabando y el narcotráfico, rompiendo la cadena logística y financiera del crimen organizado transnacional en Chile. Todos esos esfuerzos no guardan relación con las condiciones que viven a diario los funcionarios que cumplen labores en el Puerto, Zona Franca, Aeropuerto, Colchane y en las avanzadas de Quillagua y El Loa; ni tampoco con la escasa modernización en infraestructura y tecnología.
El anuncio de un plan de inversión de más de 5.700 millones de pesos, realizado el 4 de agosto pasado por la exministra del Interior, Izkia Siches, para reforzar la labor policial y de seguridad fronteriza, a efecto de reducir el ingreso de sustancias ilícitas y la trata de personas, contrasta con la decisión de postergar las obras de reposición del Complejo Aduanero de Quillagua. Mejoras en infraestructura que permitirían reducir los ilícitos, por ende, avanzar en una de las demandas más recurrentes del último tiempo en la agenda pública nacional, como es la Seguridad Pública.
"La importancia de este servicio para la ciudad es trascendental y la historia lo ratifica".
Mauricio Soria Macchiavello,, alcalde de Iquique