Penoso terminal de buses
Es un anuncio de años, pero lo cierto es que el proyecto para levantar un nuevo terminal de buses en Iquique sigue durmiendo en alguna oficina pública o en un viejo discurso de campaña electoral.
Hace al menos cuatro años se anunció la construcción de un moderno rodoviario para la capital regional en el sector de Tadeo Haenke, sin embargo, quienes arriban a la capital regional por vía terrestre lo hacen a un añoso y descuidado edificio, que evidentemente no cumple los estándares de una ciudad que se define y busca posicionarse como polo turístico a nacional, por el contrario, está muy lejos incluso de lo mínimo esperado para estos tiempos.
Desafortunadamente no se trata solo de las antiguas instalaciones, sino que de una serie de incivilidades que es posible encontrar dentro y fuera del terminal. Precarios baños que en más de una oportunidad han colapsado, basura, venta de comida sin ninguna autorización sanitaria, movimiento de ciudadanos con ingreso irregular al país, delincuencia y veredas en pésimas condiciones son parte del lamentable escenario que hoy por hoy presenta el edificio emplazado en calle Patricio Lynch.
Ayer, en otro episodio que llamó la atención, el Concejo Municipal de Iquique advirtió sobre cuestionables prácticas que estarían realizando algunas empresas que operan en el lugar, las que incluso estarían arrojando líquidos insalubres y lubricantes, entre otros, en el sector de embarque de pasajeros. En ese contexto y tras la inspección de la Unidad del Medio Ambiente de la municipalidad, el organismo manifestó que se cursarán multas a los servicios de transporte que detecten infringiendo la normativa, además de cobros adicionales a las máquinas que permanezcan por más tiempo y sin una justificación en la losa.
Pese a la urgencia de avanzar en esas acciones, es claro que el terminal de buses ya no da para más. Lo que realmente se necesita es avanzar de forma concreta en un proyecto que permita que Iquique y la región de Tarapacá cuenten con un recinto a la altura, tal como se ha materializado en otras regiones del país, incluso en ciudades más pequeñas como Tocopilla. Se necesita una solución real y no solo aspirinas.
"No se trata solo de las antiguas instalaciones, sino que de una serie de incivilidades que es posible encontrar dentro y fuera del terminal".