Las noticias sobre el ausentismo escolar crónico que registra la región aparecidas en recientes ediciones de "La Estrella" son, por cierto, alarmantes. En efecto, durante los años previos a la pandemia, el ausentismo escolar bordeaba el 10%, cifra considerada internacionalmente como en extremo exigua. Es decir, el problema del ausentismo en las escuelas de nuestra región no es nuevo, sino crónico. Por lo tanto, no es atribuible a la pandemia Covid.
El primer efecto del ausentismo es el bajo rendimiento escolar y, por ende, no puede sorprender que en este rubro nuestra región se encuentre desde hace décadas en los últimos lugares del país.
No existe organización educacional alguna en el mundo que no investigue y recabe fórmulas para paliar el impacto del ausentismo en las escuelas. En estos momentos, la situación se ha agravado en Chile y particularmente en nuestra región, puesto que la pandemia elevó la cifra entre los años 2017 y 2022 en un 20%, según datos registrados por varias instituciones que se ocupan de la Educación en Chile, como la "Fundación Educacional Presente," en su informe de marzo del año pasado. Sin embargo, no es hora de solo quejarse, sino de proponer soluciones que puedan poner fin, aunque sea en parte, a los severos efectos que necesariamente tendrá el creciente ausentismo escolar en la calidad cultural y profesional de las próximas generaciones. Como cada año lo demuestran las propuestas de la organización internacional más importante en materia de rendimiento escolar, el Congreso Internacional para la Efectividad y Mejoramiento del Rendimiento Escolares ( ICSEI, por su sigla en inglés) es de comprobación empírica que el buen rendimiento tiene su base en la presencia del escolar en clases y el trabajo que desarrolla en ellas. Es de tal importancia tal aserto, que en los países en que la educación es de excelencia (Finlandia, Inglaterra, Alemania, Japón, etc.), no se premian las notas obtenidas en el semestre o año lectivo, sino el número de clases asistidas. En todos ellos, se aplica en los cursos la "cartilla de rendimiento," en la que se evalúa de manera preponderante la asistencia a clases; es decir, el trabajo realizado en ellas por los alumnos.
Finalmente, no puede decirse que ante este agudo problema que tenemos en Iquique no se haya presentado una propuesta de solución, que consiga en primera instancia vulnerar el morbo del ausentismo. Mi propuesta de una "cartilla de rendimiento" regional, que otorga a la asistencia a clases la importancia que merece en la promoción de los alumnos al curso siguiente, administrada en un sistema regional de enlace computacional, fue presentada a Cormudesi hace unos años durante la administración anterior a la actual. Por desgracia, no se ha aplicado, aunque ella se corresponde con los más estrictos avances científico-educacionales en materia de rendimiento escolar.
Haroldo Quinteros,
doctor en Ciencias de la Educación