Violencia que preocupa
Los últimos hechos de violencia en Calama fueron la gota que rebasó el vaso para los problemas de inseguridad que atraviesa el país. Sin duda que se registre una balacera contra una comisaría y luego en un terminal de buses por parte de los mismos individuos, da cuenta de que como sociedad no se controló a tiempo la situación delictual.
Culpar de esta situación solo a la migración irregular o al narcotráfico es parte de una mirada reduccionista que no hace bien, sino que es necesario que sun análisis más profundo de cómo las armas de fuego están llegando al alcance de la delincuencia común e incluso estàn en manos de escolares que las llevan al colegio o amenazas a pares y profesores.
Es claro que se requieren medidas, que el gobierno en gran parte ya esta tomando, pero que urge tengan mayor celeridad. La tarea es complicada, pues se debe tener cuidado de no caer en el otro extremo que es un estado policial y que por dar seguridad, se termine afectando los derechos de las personas en general y los que queden encerrados sean los ciudadanos de bien.
Es fundamental que se le dé una dura pelea a la delincuencia, pero que también que se fortalezca la presencia del Estado en las comunas más afectadas y vulnerables.
Al mismo tiempo, es importante que se pueda hacer una verdadera fiscalización y control de las armas, no de aquellas inscritas, sino esas que en manos de delincuentes abundan, muchas de ellas hechizas o modificadas.
Y por último y no menos importante, es promover las acciones de tipo preventivo, fortaleciendo el acceso a educación de calidad, el deporte y otras que permita que las nuevas generaciones crezcan en un ambiente pacífico, en donde tener un arma de fuego no sea un objeto de "prestigio" entre los jóvenes.
Sin duda el momento que vive el país en seguridad es muy preocupante, sin embargo, se debe actuar a conciencia y buscando soluciones más amplias, que vean el sinnúmero de factores que están afectando y que lleguen a soluciones con la voluntad política de todos los sectores, no solo con leyes con castigos más duros, sino con alternativas que permitan que el camino de la delincuencia deje de ser una opción tan fácil para miles de jóvenes.
"La tarea es complicada, pues se debe tener cuidado de no caer en el otro extremo que es un estado policial".