En toda empresa, su gerente general o presidente es designado para llevar adelante los destinos de la empresa en base a un programa de trabajo preparado por su Directorio. Para cumplir con este fin, se reúne con su mando técnico y directivo superior para darles a conocer dicho plan de acción y establecer las estrategias que desarrollarán para intentar su total cumplimiento. Lo importante es que todo trabajador de la empresa, incluidos los que proponían ideas distintas, hacen suyo el programa aprobado.
Pero este principio utilizado en toda empresa no se aplica en la empresa más grande e importante del país y que es la empresa llamada Chile. Hasta ahora, en que el país ha estado dominado por la política y los partidos que aspiran a tener un presidente de su ideología (el gerente general o presidente en una empresa) cada uno de ellos hace y propone su propio programa de trabajo. Pero lo desastroso de este actual sistema, es que aquí lo que se elige no es un programa de trabajo integral unificado, sino que solo la corriente política que tomará el poder. Y aquí está lo más perverso de nuestro sistema, y que es el hecho que las coaliciones perdedoras no hacen suyas, ni están ahí para apoyar el programa del ganador, que sería lo correcto tal como se hace en las empresas, sino que por el contrario se transforman en oposición y su función, y aquí está lo más increíble, es hacer lo imposible para que la coalición política ganadora no cumpla su programa de trabajo. Como botón de muestra, basta con recordar las palabras vertidas públicamente por un parlamentario de la región de Tarapacá, quien en un momento manifestó que "él, por principio, se opone a todo lo que proponga el gobierno actual de derecha sea bueno o malo".
Creo que todo Chile pensó que, después de la declaración conjunta, nominada "Acuerdo por la Paz Social y la nueva Constitución", que once partidos políticos suscribieron el 15 de noviembre de 2019, con motivo del gran movimiento social que estalló y conmovió a la ciudadanía entera, la política iba a tener un giro positivo para que unidos y en conjunto iban a acordar medidas que transformaran a Chile en un país más social, igualitario e inclusivo, pero ese intento luego desvaneció todas las expectativas porque rápidamente los políticos volvieron a la carga y aún siguen y seguirán con sus peleas políticas que no benefician en nada a Chile, sino que solo a sus propias corrientes políticas.
La pandemia dejó al descubierto la desigualdad y terrible pobreza que existe en el país, pero esto es algo que nunca le ha preocupado en absoluto ni a políticos ni a parlamentarios, ya que solo les preocupa la forma que van a enfrentar el próximo 25 de octubre las votaciones del plebiscito constitucional para definir si se mantiene la actual constitución o se hace una nueva. Ojalá que si gana la opción para hacer una nueva constitución, gane también la opción para que esta sea realizada por una convención constitucional con el fin que no intervengan políticos en su elaboración.
Si los políticos se preocuparan por el pueblo que dicen representar, por lo menos deberían dar señales que así lo demuestren. Sin embargo, no hay ni siquiera un solo político que haya planteado en algún momento que dado que la pandemia aún continúa amenazante y hay una tremenda falta de recursos para los más vulnerables, que así como la votación del plebiscito se cambió de abril para octubre, dicha votación bien podría haberse postergado para más adelante y haber destinado todos los recursos que se van a gastar en las votaciones, para apoyar a la gente más necesitada víctima de la pandemia. Si bien es cierto una nueva constitución es importante pero no imprescindible. No es menos cierto que el movimiento social surgió porque la ciudadanía ya está cansada de los políticos y la mejor manera de empezar a dejarlos de lado es evitar que cada grupo político proponga un programa de trabajo a su pinta para las elecciones presidenciales.
Es la ciudadanía la que debería proponer un programa de trabajo a desarrollar en cada periodo presidencial, basado en las necesidades reales que se tienen en el país y en este caso se harían votaciones con un listado de candidatos propuestos para elegir a quien lo llevará adelante. No hay que olvidar que los políticos tienen todo tan arreglado entre ellos y para ellos, ya que hasta los candidatos independientes tienen todo tipo de dificultades para presentar sus candidaturas a cargos políticos porque ellos prácticamente los quieren tener fuera del sistema.
Guillermo Jofré Z.