La educación en la Constitución

¿Qué viene para el país ahora? Sin duda es una pregunta muy amplia y que no tiene una respuesta única. Son diversos los caminos a seguir en el breve plazo que marcarán y guiarán el andar del país en el largo plazo. Ambas situaciones requieren de la colaboración y participación de cada uno de nosotros, las que están relacionadas con la elección de las y los constituyentes que definirán la nueva Carta Magna.

Es justamente esa última instancia en la que debemos proponer no solo nombres sino también sectores de dónde deben provenir esos candidatos y futuros convencionales constituyentes.

Y es que más allá de si son rostros conocidos o no, es importante definir los sectores en los cuales tienen su expertise, entendiendo que una Constitución abarca muchos aspectos entre los cuales se encuentra la Educación, área en la que se sustenta una sociedad y su crecimiento. Pero la educación en todo su ámbito y no solo de manera general, considerando cada uno de los niveles que involucra.

Es necesario que el nuevo documento que nos guiará contemple los distintos niveles de educación, ya sea la parvularia, básica, media y superior y en esta no solo la universitaria sino también la técnica, la que hoy congrega a gran parte de nuestra población y que además permite articular y seguir avanzando.

En la actualidad la matrícula de primer año de Centros de Formación Técnica e IP es superior a la de universidades, situación que esperamos siga en aumento dado los requerimientos del sector industrial y de servicios, por más técnicos especialistas en sus respectivas áreas.

Que se contemple y visualice cada uno de los niveles de la educación, identificando sus carencias y potencialidades, así como la generación de alianzas entre el mundo laboral y el educativo, sin duda no solo fortalecerá al país sino dará mayores y mejores herramientas para las futuras generaciones.

¿Qué es lo que viene? Viene un gran desafío para el presente como para el futuro, en el que se definirá el marco en el cual deberemos movernos como sociedad, de ahí que sea de gran relevancia la presencia y participación de todos los sectores.

"Es justamente esa última instancia en la que debemos proponer no solo nombres sino también sectores de dónde deben provenir esos candidatos".

Jorge Villegas Ahumada,, rector Centro de Formación Técnica Estatal Tarapacá

Según el último censo del 2017, nuestra población está integrada por un 12,8% de personas de distintos pueblos originarios o indígenas.

Entre estos destacan el Mapuche, correspondiente a casi el 80% de la población indígena, seguido por el pueblo Aymara (7,17%), Diaguitas (4,05%), Quechua (1,55%), Lican Antai (1,39%P), Colla (0,95%), Rapa Nui (0,43%), Kawashkar o Alacalufe (0,16%) y Yagán (0,07%).

Actualmente, se está discutiendo en el Congreso la incorporación de escaños reservados en la Convención Constitucional para personas que integren estas etnias, lo que constituye un avance hacia una democracia realmente participativa y representativa de nuestra sociedad.

Sin embargo, cualquiera que sea la fórmula que permita la incorporación de nuestros pueblos originarios, ya sea incluyéndolos dentro de los 155 cupos o aumentando dichos escaños, es fundamental que dicha decisión se adopte a la brevedad, para que tengan el tiempo necesario para preparar sus candidaturas y propuestas para una nueva Constitución.

Además, cualquier retraso en la definición de las reglas necesarias para la conformación de la Convención Constitucional, podría restarle legitimidad a un proceso tan trascendental para nuestro Estado, como es la redacción de una nueva carta fundamental.

María Lorena Rossel

Doctora en Derecho

Directora de la Carrera de Derecho

Universidad de Las Américas, Sede Viña del Mar.

Aunque no me convence como votante, la alternativa de un gobierno de "convivencia nacional" de naturaleza socialdemócrata que ha propuesto Joaquín Lavín tiene sentido.

Sin embargo, por muy plausible que pueda ser esta alternativa, no me deja de suscitar las siguientes dudas: 1) Si Joaquín Lavín advirtiera que él es un escollo para formar gobierno con la ex concertación, ¿estaría dispuesto a dar un paso al costado y apoyar en las presidenciales a candidatos como Francisco Vidal, Heraldo Muñoz o Iván Flores?; 2) ¿Qué es más importante para Lavín, que exista esta clase de gobierno o que sea él quien lo dirija?; y 3) ¿Lavín pretende hacer esta alianza antes o después de las elecciones?

Dicho en otras palabras: ¿dónde se decidirá esta coalición, en las urnas o en la cocina?

¡Socialdemócratas de todos los partidos, uníos! ¡Pero dejadnos elegir otra alternativa también!

Juan L. Lagos

Fundación para el Progreso