Opinión
El impacto corrosivo de la pobreza sobre niños
El impacto corrosivo de la pobreza sobre niños, niñas y jóvenes es evidente para cualquiera que trabaje temas sociales, más en una sociedad con ciertos niveles de prosperidad, donde la desigualdad agrava la falta y profundiza sus perjuicios.
El daño que provoca es físico -desde mortalidad hasta mala alimentación, lo que implica desnutrición y obesidad-, mental -la pobreza afecta el desarrollo cognitivo durante las primeras etapas del desarrollo en que el cerebro humano es una verdadera esponja de absorción de conocimiento y necesita estímulos-, emocional -vivir en precariedad, en ambientes donde la violencia forma parte del paisaje, genera un estrés tóxico que no sólo daña el presente de los niños, sino que influye en su futuro-.
El impacto de la pobreza es tan grande que se podría considerar como la principal causa de violación de los derechos infantiles. En el mundo la pobreza mata a un niño cada cinco segundos, y esto no es una metáfora. En Chile, casi un millón de niños y jóvenes sufren pobreza multidimensional y un 70% de los hogares con niños vive en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica, y esto es previo a la pandemia.
Hoy es incorrecto exponer a los pequeños en imágenes y testimonios, por lo que oírlos hablar a ellos sobre cómo es nacer y crecer en pobreza, resulta difícil. Pero en el Hogar de Cristo tenemos sus historias. Sabemos cómo un niño de 4 años es capaz de sacrificarse y no consumir un yogurt entero para reservarle la mitad a uno de sus hermanos, cómo una chica de 10 prefiere bancarse el dolor de pies a decirles a sus padres que requiere zapatillas y cómo tantos jóvenes que habían vuelto al sistema escolar no regresarán en marzo por la urgencia de generar recursos. Los hemos oído soñar con parques y plazas mientras viven hacinados en un campamento; hemos visto su reflejo condicionado de meterse bajo las mesas cuando se produce una balacera; percibimos la hipersexualización de una niña abusada y acosada por redes de explotación sexual comercial. Es esta realidad que hace urgente la creación de un Piso de Protección Social que permita asegurar los derechos básicos. Ojalá entre los constituyentes haya muchos que lean los "Cuentos para Despertar", que son parte de una campaña sobre el impacto de la pobreza de la que Hogar de Cristo es parte junto a Unicef, Colunga, Cideni y Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de Vida y la Vulnerabilidad, y que busca esa base que garantice a esta población el acceso universal a salud, alimentación, educación y vivienda digna
"En el mundo la pobreza mata a un niño cada cinco segundos".
Claudine Litvak, Hogar de Cristo