Trabajar por la inclusión
La inclusión de las personas con capacidades diferentes es algo que se viene trabajando de manera lenta pero sostenida en el país en las últimas décadas.
Pese a estos avances, existen aún enormes brechas para quienes desean incorporarse al ámbito laboral y se reconocen con alguna discapacidad.
Según el Estudio Nacional de Discapacidad, en el país existe un 17,6% de personas adultas con discapacidad, siendo un 11,4% de estos clasificados en una categoría severa. En el caso de la región, si bien la cifra es menor y llega al 10,8 % de la población tarapaqueña, sigue siendo un gran número, ya que 31.225 personas están en este espectro y que, por ende, están teniendo problemas para acceder al campo laboral.
En números, la situación queda más clara, pues si bien el 62,1% de la población tarapaqueña está ocupada, en el caso de quienes tienen capacidades diferentes esa cifra baja al 40%, mientras que en el caso de los inactivos un 56,1% de los discapacitados están en esta situación, que en el caso de las personas sin discapacidad baja al 32%.
Son cifras que nos muestran lo mucho que aún se requiere para lograr la inclusión laboral plena, lo que, sin embargo, es una parte del problema, pero clave para que estas personas reduzcan su situación de vulnerabilidad en la que se enfrentan a la sociedad. Pero sin muchas otras, entre las que se cuenta el acceso a servicios como la salud, la educación o los espacios públicos, donde quienes tienen una discapacidad tienen grandes barreras, muy por encima de quienes no las tienen.
Lo mismo ocurre con las personas que tienen a cargo a una persona con discapacidad severa, ya sea niño o adulto, los que muchas veces no pueden acceder a un trabajo formal y reducen significativamente sus ingresos.
Por lo anterior, debemos ir promoviendo cada vez más la necesidad de generar un Chile más inclusivo, sobre todo, desde la acción, generando las adecuaciones que sean necesarias para que se puedan desarrollar como cualquier chileno. Se puede avanzar más rápido, pero para ello hay que hacer más que el mínimo que exige una ley, sino que evaluando desde la empatía lo que estamos dispuestos a hacer por el otro.
"Debemos ir promoviendo cada vez más la necesidad de generar un Chile más inclusivo, sobre todo, desde la acción".