"La bohemia la absorbí chica. Quería que mi madrina fuera la dueña del bar"
La artista, que actuará en la clausura de los Juegos Panamericanos, cuenta sus recuerdos de infancia y las situaciones que inspiran su nuevo trabajo, que presentará en conciertos en Santiago y Valparaíso.
Amelia Carvallo
Pascuala Ilabaca se encuentra en un buen momento. Acaba de lanzar un nuevo disco, "Porteña", alista conciertos y esta semana fue confirmada para el espectáculo de clausura de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, que ha seguido según la huella que ha dejado en sus redes sociales.
"Porteña" homenajea a su ciudad y consta de ocho canciones, en el cual la Joya del Pacífico es el tema central con sus dolores y gozos.
El disco le tomó casi dos años prepararlo y dice que tiene el pie forzado de convocar ritmos tradicionales como la cueca, el vals, el bolero, junto a otra parte más latina y callejera, que se inspira en música de plaza, en comparsas.
"Tiene un lado más elegante, que es lo que trabajamos con Martín Silva como arreglador, y que tiene trío de guitarras. Por otra parte tiene su lado callejero, que es lo que trabajamos con Fauna. Esas canciones tienen fusión de ritmos y se inspiran mucho en la música latina de calle y de carnaval", explica.
Grabado y producido en Valparaíso, ya está disponible en plataformas y tendrá este 10 y 12 de noviembre presentaciones en Santiago y Valparaíso.
"Es un show muy bonito y colaborativo, la escenografía la hicimos en colaboración con mi padre Gonzalo y mi hermana Danila. Hay grandes invitadas como la artista peruana La Lá; estará Mora Lucay; un trío virtuoso de guitarras compuesto por Martín Silva, Miguel Molina y Yayo (@guitarraantigua), entre otros. Subiremos al escenario con una buena dosis de música bohemia recién compuesta", añade.
La carátula del disco es una foto del año 2000, de cuando el barco Avon encalló en Caleta Portales. "La elegí porque imagino que mucha gente porteña debe tener esa misma foto, fue un momento de memoria colectiva. En Valpo nos unen los naufragios y los incendios, que son tragedias, y también nos une el arte", dice.
¿Cómo llegaste a Valparaíso?
Yo nací en los 80, en Cataluña. Mis papás eran migrantes allá, se habían ido todos: mi abuela, mis tíos, mucha familia. Estaba en la categoría de "apátrida" hasta que volvimos a Chile, y ahí me inscribieron en Recoleta, que era donde se inscribía toda la gente nacida afuera en dictadura. Luego estuvimos de nómades por varias partes hasta que llegamos a vivir a Valparaíso cuando yo tenía 6 años y fue el primer lugar donde nos asentamos. Desde esa edad que vivo aquí.
¿Y dónde llegaron a vivir?
Soy playanchina , ahí viví mi infancia y adolescencia participando en festivales de los colegios, con mucha vida de cerro. En esa época estaba muy viva, habían partidos de fútbol de barrio, carros alegóricos y disfraces, un grupo de amigos de calle con los que salíamos a andar en patines y después a fiestas y a fumar a escondidas a la Quebrada de Taqueadero. Con mi familia salíamos harto, al Teatro Imperio, al Circo de La Loca de la Cartera en Cerro Toro, al Muelle Prat, a los remates y a la feria de antigüedades de Plaza O'Higgins y a las tiendas de ropa usada. Ahora que compuse este disco recordé muchos momentos de esos, en los que capté la chispa de la gente, el humor compartido.
Para Pascuala este disco acoge las contradicciones de Valparaíso. "Hay una canción que habla del Valparaíso sin noche, de los estragos del toque de queda en la bohemia porteña y la violencia y abandono que hay. Y hay otra que habla de la onda veraniega que se arma de un momento para otro y todo es encontrarse en la calle a pasarlo bien. Y hay cuecas para el pintor Eduardo Mena y para la vedette Manon Duncan, así como una salsa dedicada a La Loma", el cerro donde hoy vive.
Colaboraciones
En "Porteña" hay colaboraciones como "El Perdón", que canta junto a Mon Laferte. "Las colaboraciones son muy variadas pero todas son de la Quinta Región: hay una con Daniel Bahamondes y su virtuosa armónica, otra con Mora Lucay con su voz hermosa y amistad, además tiene una historia muy linda que surgió ya que cantamos juntas la canción dedicada a Manon Duncan, que era muy amiga de su papá, otro artista bohemio de Valparaíso".
La bohemia es algo que exuda este disco, ¿qué has podido conocer de la noche porteña?
La bohemia la absorbí de chiquitita, entre mis 6 y 10 años mi papá hizo su libro y exposición sobre el Roland Bar y yo siempre iba con él. La Mini, que era la dueña, tenía una hija como de mi edad y armábamos nuestros propios juegos y sapeábamos todo. Cuando mis papás me metieron al colegio Santo Domingo de Playa Ancha, que era de monjas y yo no estaba bautizada, les dije que me quería bautizar porque en el colegio me dijeron que era "mora". Mi papá me preguntó que qué madrina elegiría y yo dije la Lorna, que era la dueña del Bar Flamingo, y el Kali, que era un poeta que frecuentaba los bares (risas), así era mi imaginario de niña. También de esa época me acuerdo de la música: el Mariposa, Lucho Barrios, la Carmen Corena, Luis Alberto Martínez. Después fui descubriendo mi propia bohemia que era más de calle por la música. Recuerdo los primeros carnavales, los Mil Tambores. Cuando empecé a tocar fue en El Candilejas y en el Teatro Mauri con una banda de cabaret que se llamaba El Perro. Los bares que frecuento ahora de adulta son El Canario, el Taller Blanco, el Bar del Tío.
¿Por qué crees tú que fascina tanto Valparaíso?
Yo creo que es por la libertad de la vida de puerto, el compartir con gente distinta y desconocida en la calle, en los bares, en los almacenes. Cada uno puede vestirse e inventarse como quiera. Yo creo que eso también acoge a las disidencias de otros pueblos más represivos socialmente. Da la sensación de es un lugar donde vas a poder ser mas tú.